lunes, 24 de enero de 2011

Palabras por encajar

Antes de abandonar a mi amada y arremeter alboroto alguno, mi alma aún aspira aire árido. Sé que las arcadas atemorizadas como algas atentarán contra mi almohada. Mi almohada que anhela ascuas de amor. Aún ando por el ático para mirar el álbum, cuando tú eras mi amada, mi alijo que se aquieta en el altar con algún aroma de los astros. 

Estoy bien, sin bolsa, ni bombas, ni banderas. Soy un borracho buenachón que brinda por la bondad. El bumbum de mi bombo se ha ido al otro barrio. La bombón de la barra del bar siempre sera banal.

Estoy cansado de críos de ciudades caras, que quieren cannabis para tener caché, pero compran césped. Mi cáscara está cansada cuando corroboro que chicos de catorce se creen con capacidad para dar caladas a un cigarrillo, pero sólo son críos. Tengo esa cicatriz en el corazón, que corrobora que la codicia es cara y encontrar la calma en el cielo es algo cansado.

No soy un dandi, pero soy depresivo y deambulo entre doce damas los domingos de diciembre. ¿Yo? Nada decente. Soy un débil decimal y soy dócil cuando una dama me da toda su dulzura y deja denominarse “Dulce”.

Las estructuradas estrofas no me esperan en la estación. Estoy en otra encerrona, eso me endurece mi estado emocional y estoy exhausto de ese exceso de extravíos de mi esencia. Eso lo empeora, falto de emoción por el ejercicio. Un elocuente escritor que espera encerrarse en mi espacio, escribir en mi estancia y estropear escenas explicadas en mi encéfalo.

Farfullo en folios sobre mi falo. ¿Fama? No. Estoy fofo como una foca y soy un fusil cuando firmo frases en mi folio. Falsos fantasmas fantasean con finas féminas que no lleven falda. Soy un feo sin forma que fuma rodeao' de flores.

Soy un guapo galán que ejerce como un gafe gato gris. Un gorrón con ganas de guarras para que gocen de mi glande. En mi globo ya no tengo ganas de ganar.
Soy un hábil humorista hablador sin hogar que pone el hierro en el horno. Un huracán. Un hombre sin harén. Harto de estar en la hamaca sin hablar hasta hibernar.

¡Qué inútil es la iglesia, los impuestos y los insultos! Soy un irónico intruso, inculto e incauto. Un ilusionista que imprime impresos por un interés por la igualdad. Estoy irritado pero intacto en este invierno insano. Invítame a ingerir tu ingle, ¿qué más da que sea un idiota?

Jadeo como un jabato mientras las jotas bailadas por Julia me dejan en jaque. No es justo que un joputa tenga más joyas que Jordania. Un joven que juzga tu jerga aunque no sea jurado. No tengo jabón para enjabonar mi jeta. Mi juicio es una jungla y sólo me queda un jarro y un jersey.

No tengo ni ka ni kappa. Pierdo kilos corriendo kilómetros buscando algún kiosko. Soy un kan o un káiser de corazón kurdo.

Soy parecido a un lobo de luto sin lomo, a un ligón con labia que tiene la llave de la lluvia y la luna, a un ladrón de legañas, a un leñador en un lago, a un lector con un libro de Lorca, a la libélula reflejada en mi lagrimal mientras vuela encima de la lápida.

Mal macho. Aunque parezca mentira, no hay modo de ir a misa. Soy un manco sin mangas. Falto de mantas que me cubran de mentiras. Tú eres la maga que hace que mis males mengüen. Soy un mentiroso que carece de males con tu mechón.

Estoy bien sin novia, ni navidad. No soy nuevo en esta nube con mi nariz de nazareno y mi nuez. No quiero niñerías. Necio soy, pero hagamos nuestro nido natural de nuevo. Quiero navegar entre la nieve como la niebla entre la naturaleza.

Me considero objeto de odio, cuando me orino en los obispos. Soy odioso, obsceno, oxidado, y falto de olfato. Vivo mi propia odisea en el Olimpo. Espera que en octubre ya tocaremos el oboe para las ocas.

El mundo está falto de pan y paz. Me cago en esos pijos de paja que pagan pose y pasta por el poder del PP. Quiero vivir en París, con pasta, una pluma y una piba con mucho pecho, bonito pelo y que me quite las penas sin prisa en un parque lleno de pinos.

No sé qué me quema pero siempre me quejo. Quizá es el queroseno o puede que sea las quimeras. Soy un quejica que no quiere quirófanos ni quinielas que me hagan entrar en quiebra.

Paso del rácano rey. Mis rasgos son los de un reo sin rumbo en su romántico río. Un redactor que rutila con rosas rojas, mientras mi rubia real ronronea con el ron y nuestras rozaduras rítmicas son demasiado ricas. Sin rencor, rompamos el reloj para relajarnos en nuestros roces y recapacitar, pensando que contigo quiero seguir el rumbo recto.

Eres mi sol. Y sólo sonrío cuando serpenteo en nuestras sábanas para acercarme a tus senos. Susurrémonos sonrisas en el sofá del salón sin sonar serios. Soy un sucio santo que silbo todos los sábados en el sillón.

Soy un tábano cuyo tórax tirita por el terror. Soy terso pero el tabaco me tapa y toco techo, de aquí viene mi temor. Mi testa está ocupado por mi tejana que me toca el torso con tacto y temo que sea tarde y deje de ser tierna.

Eres mi Úrsula ubicada en el umbral. Perdóneme usted si me ubico el último pero he sufrido demasiados ultimátums. Quiero juntarme con ella y crear una unión al unísono.

Con mi voz voraz vuelo cuando formo vocablos. Mi velero es valiente, lástima que la vela no note el viento. Me siento vacío cuando mi vieja no viene a verme y los únicos que me acompañan son mis vecinos y mis versos. No tengo valor. Si vomito tengo que volver a los vasos de vodka y me quedo sin virtudes. No quiero votar, ni ser votante.

Soy duro como el waterpolo y paso de Washington D.C, el WOW, la web y el western.

La verdad es que soy xenófobo con los xenófobos porque soy un xolo cuya xola es xinca.

Odio los yanquis que gozan de yate. No tengo yelmo, pero disfruto con el yeyé de los 60. Me relajo con el yoga para después aplicar las llaves de yudo. Paso de yogures y yuyubas. Soy un yuyero que se derrite cuando va hacía tu yugular.

Soy un zaborrero que se encarga de vender en el zacatín. Me zambullo entre zangas. Soy un zaino zaguero que solo quiere zafiro. No uso zapas, ni zancos mientras zampo una zandía. Soy un zapatero zapatudo que quiere el zen mientras busca zarpar. Quiero llegar a ser un buen zurujano sin zumbarme a demasiadas zorras.

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